En 1959, el karting aún no había llegado realmente a Europa. Sin embargo, un hombre visionario, Giovanni Parrilla, anticipó el auge de este deporte que ya fascinaba a los estadounidenses. Parrilla, reconocido fabricante de motocicletas desde 1946, se enteró de la creciente popularidad del karting en Estados Unidos y, junto con el ingeniero Cesare Bossaglia, diseñó un motor específicamente para este deporte.
El proyecto de Parrilla-Bossaglia, conocido como «PB7», consistía en un motor de magnesio refrigerado por aire con una cilindrada de 125 cc y válvula rotativa. Aunque se construyeron dos prototipos, el motor nunca se produjo en serie. Influenciados por la cultura de las motocicletas, optaron por un motor sin caja de cambios, a diferencia de los motores industriales utilizados en Estados Unidos.
Giovanni Parrilla acertó en su visión. La fiebre del karting se extendió por Europa, y rápidamente se reconoció la ventaja de utilizar motores industriales como McCulloch, Clinton, JLO o Stihl. En 1961, Parrilla diseñó el «Parilla V11», un motor de 100 cc con admisión directa y turbina para optimizar la refrigeración. Este motor, comercializado fuera de Italia como «Saetta», se convirtió en el primer motor diseñado exclusivamente para karting producido en serie.
El Parilla V11 marcó el inicio de una era de dominio italiano en el karting, similar al cuasi-monopolio que los fabricantes italianos tenían en los motores de karts de competición. En los años siguientes, el V11 fue rápidamente reemplazado por versiones mejoradas como el Saetta V12, Komet K12 y Parilla S13.
La innovación y visión de Giovanni Parrilla no solo transformaron el karting en Europa, sino que también establecieron un estándar en el diseño de motores para este deporte, consolidando la posición de Italia como líder en la industria del karting.
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